En lo referente a la autoría de la bella imagen de Nuestra Señora de los Dolores podemos decir que, en origen, era una imagen dolorosa que mostraba su mirada hacia el cielo y su autoría era desconocida, aunque se establece su origen en la segunda mitad del siglo XIX.

Ya en 1923, aparece Antonio Castillo Lastrucci, insigne imaginero sevillano que revolucionó la escenografía de los pasos de misterio sevillanos como se puede evidenciar en el misterio de Ntro. Padre Jesús Atado a la Columna. Fue a manos de Castillo Lastrucci, en el año 1923, cuando el rostro de la Santísima imagen cambió, asemejándose mucho más a la que hoy conocemos.

Tras ello, fue restaurada y retocada por Sebastián Santos a principios de los años 50, cambiando en cierto modo su semblante y los desperfectos ocasionados tras la guerra civil española.
Sebastián Santos Rojas, sin duda el imaginero andaluz del siglo XX que más y mejor supo captar las esencias de los maestros sevillanos del seiscientos. Su mayor virtud fue la de otorgar a sus imágenes la dulzura y la mística propias de la divinidad. Con ello, María Santísima de los Dolores quedó dotada de la belleza que hoy refleja la imagen del pueblo utrerano. Una imagen dulce y cautivadora, que refleja plenamente el Amor, el dolor y la serenidad de la madre del hijo de Dios.
